Me convertiste en fuego, incineraste mi alma.

Y con el dolor de mi ser cuando supe que tenía que alejarme tuve que quemarte.

No había otra forma de soltar de dejar ir de verdad, sino era diciendo la verdad.

Así no habrán más va y ven.

Ya no habrá dudas ni vueltas atrás.

Así cuando peses la balanza ya no te llevarás el amor que decías tenerme junto con el miedo al lado contrario.

Ya no te llevarás o traerás las mentiras que tan culpables nos hicieron.

Con el corazón ardiendo de amor te libere, nos liberamos.

Vamos a recoger los escombros y empezar de cero el camino, esta vez reconociendo en realidad lo que nos llevamos dentro.

Aceptando quiénes somos, y reconociendo la realidad de la situación.

Por mucho que trate de apagar el incendio de emociones que tú mismo creaste no pude.

Le tuve miedo a la oscuridad en la cual me condenaste a ser solo la sombra en tu vida.

Y en un destello de luz decidí escaparme, aceptar la verdad y marcharme.

Encendiste demasiadas luces y me hiciste corto circuito.

Perdóname, por armarme de verdad y salvarnos, liberarnos. La verdad a veces hiere, pero siempre purifica. Verás que con el tiempo comprenderás que fue lo mejor.

Me voy pero te llevo abrazado en el alma…