He llegado cansada, rendida perdida.
creyendo que merezco quizá estar sola en este torbellino de angustias, de preguntas sin respuestas.
He llegado sin pensarlo y por impulso.
Pero en el momento que me abrazaste y te tumbaste a mi lado y me dijiste no estás sola yo voy estar aquí junto a ti aunque no pueda solucionar tus problemas, aquí estaré para cuidar de ti.
Ese momento supe que había llegado al lugar correcto.
No sabía que necesitaba tanto de tu compañía hasta que me sostuviste, me acariciaste las heridas y me diste la seguridad que tanto necesitaba.
Contigo puedo bajar mi guardia y descansar.
Tú anestesias mi dolor en un abrazo, y si a veces lloro no es de tristeza.
Lloro porque necesitaba tanto algo sincero, algo estable, esta calma que tú me das.
Me haz ayudado a ser mejor mujer y cuidar de la niña dentro de mi.
Nunca me había visto tan vulnerable ante alguien y a la vez tan arropada.
Eres el aire fresco que mi vida necesitaba.
Ojalá nunca te vayas.